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La misma historia de siempre

La misma historia de siempre

Nuevamente un abogado y un escribano local se quieren quedar con parte de un importante campo situado en inmediaciones de la localidad de Clucellas. La dueña de estos campos, y de otras propiedades en San Francisco, no tenía hijos y decidió repartir mediante un testamento parte de su fortuna. Sin embargo, de lo que era su voluntad en vida, poco y nada se está cumpliendo, y gran parte de los bienes quedarían en manos de estos profesionales. La historia se repite y van…

 Clelia Caccia, una anciana de poco más de 90 años, viuda y sin hijos, decidió confeccionar un testamento para dejar, luego de su muerte, la fortuna que poseía a sus sobrinos. Dicho testamento fue realizado hace algunos años en un reconocido estudio de San Francisco. Allí, al parecer de manera maliciosa, el notario incluyó dentro de las disposiciones testamentaría que se lo incluya como albacea, es decir ejecutor de las disposiciones que había dejado esta mujer en beneficio de los herederos (distintos sobrinos). Esta situación (de que el escribano sea el ejecutor del testamento) se habría dado aprovechando la avanzada edad  y el desconocimiento legal que tenía esta mujer a la hora de firmar este testamento, y la confianza que tenía con estos profesionales, dado que venían administrando sus propiedades desde hace algún tiempo.

Así, una vez fallecida la anciana, de manera apresurada, el hermano del escribano –de profesión abogado- inició el juicio testamentario sin antes realizar ninguna gestión para cumplir con las mandas y legados impuestos por la testadora, ni inventariar bienes, aparentemente con la sola finalidad de generar una mayor carga y gastos sobre los bienes que debían ser repartidos entre los herederos.

Según pudo conocer este medio, a muchos de los herederos nunca se los contactó desde la escribanía y ni se dio a conocer lo que decía el testamento, enterándose de lo que estaba sucediendo cuando ya había sido iniciado el juicio testamentario, lo que dejaría en evidencia el apuro de los profesionales por judicializar el tema y generar gastos adicionales.

Otro dato de suma importancia es que dentro de estos documentos aparecen como testigos empleados subordinados a la escribanía y al estudio jurídico notarial, lo que no hace más que crear nuevas “dudas” a los herederos. De igual manera,  dudan sobre la veracidad de algunas de las firmas de los testigos, sobre todo en las que aparecen en un supuesto cambio que realizó la mujer en el testamento poco antes de morir.

El Dr. Mauricio Doncino, que patrocina a algunos de los herederos, anticipó que uno de los puntos más sospechados “es que el escribano Federico Panero, delegó toda la parte judicial en su propio hermano, Francisco Panero, algo que está prohibido por la legislación civil, además de ser una falta de ética profesional” manifestó.

Del mismo modo, explicó que los “distintos herederos instituidos, al ver menguada y confiscada su propiedad, decidieron presentar una demanda de nulidad y remoción del albacea testamentario y analizan posibles denuncias penales por los delitos tipificados de defraudación, asociación ilícita y falsedad ideológica”.

Refieren que la conducta del escribano es habitual, ya que existirían otros casos semejantes: uno ocurrido en un geriátrico, y otro de un testador domiciliado en la provincia de Santa Fe, todos en los cuales el notario es a su vez albacea.

En definitiva, lo que los herederos denuncian es que estos profesionales, sin cumplir una sola palabra del testamento y utilizando diferentes artilugios (creyendo que no iban a aparecer reclamos), solo persiguen el fin de generar gastos por su labores para quedarse con gran parte de la herencia, siendo ellos los principales beneficiarios de esta historia. Beneficio nada despreciable si hablamos que hay 400 hectáreas en juegos con una valuación estimada en 8.000.000 de dólares. 

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