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Feroces Tigres

Feroces Tigres

Al pequeño poblado de Piracuacito (ubicado a orillas del río Paraná, a la altura de El Rabón sobre la Ruta 11, a 20 km de la localidad de Florencia ,Prov. de Santa Fe ), solo lo había visto desde el río, camino a los Lodge de Piracuá,  dándome la impresión de ser un paraje donde los pescadores solo largaban sus lanchas en busca de los frutos del río.

Al llegar a lugar con Alejandro, me di cuenta de lo equivocada que estaba mi impresión, un  paisaje donde la exuberante vegetación y la variada fauna selvática  se entre mezclan con la dinámica del hombre, innumerables cantidad de vehículos llevando y trayendo embarcaciones día y noche, cabañas, casas, guardería de lanchas, una vista excepcional del Paraná, si a esto le sumamos la amabilidad de su gente, completa un lugar fuera de lo común.

Aunque el pronóstico lo había marcado, pensamos que el intenso viento sur pronosticado para el jueves 18 de junio, no se iba a dar, pero no fue así, alrededor de 6 hs. comenzó a soplar una leve brisa, hasta convertirse alrededor de las 8 hs. en fuerte viento de mas de 20 km. la hora, bien del sur, haciendo “enloquecer “ al gran Paraná.

Llegado el medio día pensamos que la jornada de pesca estaba totalmente perdida, el viento seguía “crispando “ las aguas, haciendo peligrosa la navegación. Pero no fue así, llagando la 13 hs,  empezó a amainar, los semblantes de todos los pescadores empezó a cambiar, la tarde iba a ser de pesca.

Pasadas las 14 hs, todas las embarcaciones del complejo pusieron proa hacia el noreste, buscando aguas correntinas. Como todos  los demás pescadores solo practicaban la modalidad trolling y/o la tradicional pesca de espera, navegaron solo unos minutos y empezaron a desplegar sus líneas en una zona en la cual días anteriores habían sacado ( para mi entender, en exceso y casi depredando ) abundantes cantidad de surubis. Nosotros seguimos mas hacia la costa correntina, ya que el baitcasting es nuestra modalidad de pesca.

Tras navegar aproximadamente 30 minutos, hasta la boca de entrada del río San Lorenzo, Martin, se detuvo, apagó el motor principal, colocó el motor eléctrico de proa, nos ubicamos con Alejandro uno en cada una de la dos plataformas de casteo con que cuenta la excelente embarcación ( ya sea para bait o fly ) y nos aprestamos a comenzar a tirar.

El viento no había amainado del todo, el frio se hacía sentir, pero al reparo de la vegetación costera los lanzamientos se hacían posibles.

Empezamos a derivar río abajo, solo fueron necesarios unos minutos y no mas de 10 tiros para obtener el primer pique, muy cerca del casco de la lancha un hermosos dorado toma el señuelo, pero cuando lo quiero encañar, salta y haciendo su clásico movimiento de poner su cuerpo en U como para darle mas impulso a su cabeza, se suelta del señuelo y escapa, 1 a 0 parea los “ Tigres “.

La tarde y la  pesca parecía que iba a ser como nos había dicho Jorge, un amigo ( que había estado pescando en el lugar el día anterior ) “inmejorable”.

No paso mas 5 minutos, cuando Alejandro clava otro dorado a unos 12 mts, de distancia, muy cerca de la costa, con el mismo movimiento que el anterior se suelta y escapa. Así continuamos cerca de 1 hora, gran cantidad de piques perdidos, líneas cortadas, señuelos perdidos, y hasta líderes cortados y ninguna captura. 

Con Alejandro nos mirábamos, nuestra sorpresa era total, ni bien el señuelo caía al agua era tomado, pero se soltaban, en que fallábamos, se hacía la noche y ningún dorado sobre la lancha!. Para esa altura ya íbamos como 9 o 10 a 0 a favor de los dorados.

Empezamos a rever todo, indudablemente los artificiales que estábamos usando no eran, los dorados los tomaban, decidimos cambiar los líderes y poner de acero con mosquetones de doble enganche, y en mi caso cambiar de reel, para utilizar multifilamento nuevo.

Algo cambió, con la noche casi encima, Alejandro con la precisión que lo caracteriza , pone el señuelo en una corredera, ahí lo tomó, primero parecía haber enganchado un gran sábalo ( ya nos había pasado anteriormente, debido a la gran cantidad que había en la zona ); “ este no se escapa”, gritó, mientras su línea con lo que estuviera enganchado se iba hacia las profundidades del río, el “enloquecido” tigre paso por debajo de la lancha llevando línea, y del otro lado del casco, hizo el característico y supremo salto, la pericia de Alejandro no lo dejo escapar. Primer y hermoso dorado sobre la lancha, alrededor de 8 kg de fuerza, rapidez y energía. Mientras Martín y Alejandro realizaban la devolución, sigo casteando …, al caer el señuelo en un pequeño remanso formado por una saliente de la costa, siento el clásico tirón, pensé lo mismo que Alejandro, “ este tampoco se me escapa”, levanté la caña para clavarlo bien, así fue, otro hermoso ejemplar de unos  5 kg, más fotos y al agua el pescado, la única decepción fue que hubiera sido unos minutos antes y habría sido doblete. 

Ya con la noche encima y el frío calando los huesos, decidimos regresar, por los menos habíamos podido descontarle en el score a los “ tigres del Paraná”.

 

El viernes 19 amaneció espectacular, sol radiante, leve brisa …. frío. Cerca de la 8 hs nos hicimos al río con los mismos planes, derecho a la zona del día anterior: de la boca del río San Lorenzo hacia abajo, pero esta vez y tras los comentarios de los guías en las cabañas la noche anterior, no estábamos solos, gran parte de las lanchas que el día anterior se habían dedicado al surubí, venían a hacer trolling en el lugar buscando dorados.

La pesca empezó con el mismo adjetivo que el día: espectacular. Tiros certeros  y “feroces tigres”, daban lugar a una captura tras otra, Alejandro casi implacable, no me daba tiempo a poder pescar, cada vez que me aprestaba a lanzar, seguro que estaba trayendo un “amarillo”, no alcanzaba a guardar la filmadora y cámara que ya había otro y otro …! Lo que mas gusto daba era el tamaño y la bravura de los dorados, parecía endemoniados, después de largas peleas con los reeles y cansados, aún seguían luchando. 

Fueron tantas las capturas y devoluciones en tan poco tiempo ( calculo mas de 20, con esto pasamos al frente en el score con respecto al día anterior ), que decidí probar con mosca, utilizando una negra y roja, solo necesité 5 o 6 lanzamientos para sentir la inexplicable sensación de pique que provoca el dorado en una caña de fly, no quería perderlo, no me daban abasto las manos para juntar línea, el pez ( en ese momento ) buscaba, como en ocasiones anteriores, la profundidade del río, la caña #7 se arqueaba fuertemente, pero la clavada había sido efectiva, tras luchar unos minutos se rindió, que hermosas sensaciones que nos regala la pesca!.

Era increíble la agresividad de los “ tigres “, con mas capturas que perdidas, se fue haciendo el medio día, llegando al lugar acordado con las demás lanchas para almorzar, entre dos palos semisumergidos, vemos movimientos de sábalos, las dos líneas ( de Alejandro y mía ) cayeron en el lugar, en la segunda vuelta del reel recogiendo la línea siento un fuerte tirón, automáticamente levanto la caña para asegurar el “clavado”, algo grande había quedado, pero no saltaba, “sábalo” se escuchó, en el mismo instante en que un hermoso dorado, sacó medio cuerpo fuera del agua y se volvió a sumergir, esto presagiaba un gran ejemplar, “ este era el que yo quería “ , grité, luchó hasta el cansancio ( del pez y mío ), saltando para soltarse, pero termino siendo capturado, un hermoso dorado de alrededor de 10 kg. Al momento de escribir esta nota, viendo el video hecho por Alejandro, es increíble ver como se hace U la caña, increíble el rendimiento de la Fenwick HMX.

Para mi, la pesca, el día, la nota ya estaban más que exitosamente hechas. Para Alejandro habiendo realizado el doble de capturas que yo también.

Qué hermosa la sensación de pescar y devolver, hay pocas cosas gratificantes como la de ver y sentir al ejemplar capturado regresa a su hábitat sano y salvo.

Para completar lo magnifico del día, una fritanga a orillas de río, donde Martín demostró que además de ser un excelente guía, amigo y de poseer una embarcación muy bien equipada, ser un gran cocinero.

Al termino del almuerzo, y ya volviendo hacia las cabañas ( no queríamos volver tarde, nos esperaban 650 km hasta San Francisco ), obtuvimos un par de capturas mas, iguales a las anteriores.

Las horas en Piracuacito se terminaban, el viaje de regreso iba a ser largo, pero las anécdotas de la pesca lo iban a hacer entretenido. Las mas de 30 capturas ( contabilizadas por Martin ) nos iban a dar motivos para charlar.

Con todo listo, los saludos nunca faltan, en cada lugar de pesca donde se vaya siempre queda un amigo, algo mas que la pasión por la pesca nos regala.

Días fenomenales, con amigos fenomenales, y como se dio lo que un amigo nos había pronosticado: “ la mejor pesca de nuestra vida “ realizada; nada mas se podía pedir!.

 

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