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Charla de café: Esta vez invita un amigo

Charla de café: Esta vez invita un amigo

Días especial si los hay, es como el día del amigo. Sentado esperando el rico café de siempre, escuchando llegar a cada uno y repitiendo decir: feliz día del amigo, apretón de manos, palmeadas en la espalda y abrazos en cada mesa. Muchas veces cuando llega este día y alguien que apenas conocía me saludaba y me decía feliz día del amigo, pensaba porque me saluda, si no es mi amigo?

Entre el aroma a café y las risas, se me aclaró el pensamiento rudimentario que tenía, viendo a estas personas saludándose.  “Feliz día del amigo se le dice a todo el mundo” dijo un parroquiano y me hizo  el click en la cabeza. Claro que sí, pensé. Que estúpido pensamiento tenía. Tenemos y tengo amigos de siempre, confidentes de la infancia, en el barrio, del secundario o del trabajo… en fin, de la vida misma. En realidad el deseo de que pases un lindo día te lo puede decir cualquier persona, no es necesario que sea tu amigo -es así-  y me dí cuenta viendo estos tipos saludándose. La amistad es una de las pocas elecciones personales durante la vida tenemos.

En una mesa cercana, charlando, se escucha a Horacio comentarle a un amigo lo que ocurre en su fábrica. Más allá de los números, que no son para dejarlos pasar desapercibidos, explica que en la empresa se veden alrededor de  650 cocinas por día, y que se reactivó desde principio de año. La tradicional fábrica del Parque Industrial vive días prósperos y la alegría de los amigos que fetejan la buena noticia.

Luego vienieron las cuentas de cuantas cocinas al mes, y los empleados, y el tiempo que tiene la fábrica, y cosas de economía que son importantes y que le dan real dimensión a lo que esta pasando en estos días … entre esos comentarios casi técnicos, se escuchó “Entonces andas bien de plata!!!” Infaltable comentario que motivó la carajada de todos. Horacio hizo un guiño con la educación y respeto que lo caracteriza, y sin hacer alarde ni portación de apellido, se acercó a “coco” y dijo despacio al oído “ hoy invito yo”…  tomo su café y al poco rato se fue a buscar a sus nietos al colegio. Sí leyó bien… sus nietos al colegio. Los cafeteros a todo esto se iban levantando, prometiendo verse a la tarde en el café, y se encontraban con la grata sorpresa que el amigo Horacio había invitado. Esta vez l

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