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Rechazaron pedido de la defensa y declaró el gendarme encargado de las escuchas

Rechazaron pedido de la defensa y declaró el gendarme encargado de las escuchas

El primer día arrancó con un fuerte pedido de la defensa de los acusados, quienes solicitaron la anulación del juicio. Dicha solicitud fue denegada por el Tribunal Federal. El gendarme Escalante a cargo de las escuchas telefónicas realizadas en la investigación fue el único testigo que declaró en la primera jornada. Junto a Gallardo hay otros cuatros imputados sentados en el banquillo de los acusados. Un arrepentido sería la clave en la causa.

Casi cuatro años después de ser detenido en Salta, y presentado como unos de los principales narcos del país, ayer comenzaron las audiencias del juicio oral y público donde Gallardo está imputado por haber montado y comandado un red narco y por haber ordenado el asesinato de su excolaborador Raúl “Kako” Reynoso. Junto a “el Patrón” son juzgados Cristian Vera, el presunto sicario, Pedro Ibazeta y su esposa, Aurora Elvira Peña, ambos de Villa Nueva. Hay otros cinco imputados, pero solicitaron la “probation” y se encuentran en libertad.

Apenas comenzó la primera audiencia en los Tribunales Federales de Córdoba, los cinco abogados defensores de los acusados solicitaron la anulación del juicio, entendiendo que la utilización de la figura del “arrepentido”, cuyo testimonio dio inicio a la investigación,  había violado las normas del proceso penal y el derecho a defensa de los imputados. Uno de los argumentos que esgrimieron en la sala los letrados, fue que el “arrepentido” no cumplía con los requisitos que exige la ley para esa figura legal.

Desde la fiscalía respondieron que la actuación judicial era la correcta, y rechazaron el pedido de los defensores. A partir de esta solicitud, el Tribunal Federal Oral 1 decidió pasar a un cuarto intermedio para resolver el pedido de la defensa. Una hora después, la decisión del Tribunal fue la de rechazar el pedido de anulación, por lo tanto se retomó la continuidad del juicio.

Consultados antes del inicio del juicio, si algunos de los imputados quería declarar, los mismos prefirieron mantener silencio, pero negaron los hechos por los cuales se encuentran acusados.

Posteriormente, el primer testigo llamado al estrado fue un gendarme, el cual estaba a cargo de las escuchas telefónicas que se realizaron durante la investigación. Dicho testimonio se extendió por más de dos hora y respondió preguntas tanto de la fiscalía, a cargo del Dr. Maximiliano Hairabedian, como de los abogados defensores, especialmente del Dr. Mario Ruiz, quien encabeza la defensa de Gallardo.

Las preguntas de la fiscalía hicieron referencia especialmente a como fue todo el proceso investigativo y como se llegó a la detención de Gallardo, ante la posibilidad que se cometa un homicidio encargado por el propio “patrón”.

Sin embargo, la defensa argumentó que desde que el gendarme escuchó dicha conversación, donde Gallardo ordenaba “cocinar” a uno de sus cómplices, pasaron 48 horas hasta que fue finalmente detenido y dicho crimen no se cometió. Haciendo referencia que hubo tiempo suficiente para que se cometiera el homicidio encargado.

En este sentido, el gendarme se defendió argumentando que al escuchar las ordenes de Gallardo, él se limitó a informar lo que estaba escuchando al Juez Federal de Córdoba, Ricardo Bustos Fierro, quién ordenó posteriormente un gigantesco procedimiento en todo el país que termino con Gallardo detenido junto a un gran número de imputados.

Según las escuchas, el sicario estaba esperando la llegada de Gallardo a Posadas, que estaba en Salta, para perpetrar el crimen. Este argumento fue utilizado por el fiscal para mantener la postura de que la orden de apurar el operativo fue correcta y que durante el tiempo que pasó entre el llamado y la detención del acusado la justicia monitoreaba todo lo que estaba sucediendo.

Otro dato relevante surgió cuando se le consultó al testigo sobre los diferentes números telefónicos y como identificaba a cada persona en las escuchas. Allí dio una explicación técnica del procedimiento, pero cuando le preguntaron por un teléfono especifico, en este caso sobre el número de celular del sicario, el gendarme lo reconoció pero admitió que no había sido secuestrado en los procedimientos realizados posteriormente.

En este punto la discusión se centró sobre el supuesto crimen por encargo, cuya victima iba a ser un vecino de Frontera que “trabajaba” con Gallardo y que estaba afincando en la localidad de Posadas (Raúl “Kako” Reynoso). Sin embargo, ante tanta insistencia de la defensa sobre este punto en concreto, el gendarme explicó que la principal investigación era “el narcotráfico” y que él seguía esa cuestión específica, pero al escuchar e interpretar que se iba a cometer un asesinato, decidió informar lo que estaba pasando a la justicia, la cual ordenó el operativo. Pero siempre describió que la investigación central y lo que se buscaba con las escuchas telefónicas eran delitos relacionados al narcotráfico.

Vale la pena destacar que la presencia de un “arrepentido” es fundamental en esta causa y de tal persona no se conoce ningún tipo dato para preservar su seguridad tal como lo marca la ley. La declaración de este individuo se habría producido ante el Juez Federal de Córdoba, Ricardo Bustos Fierro, un 28 de diciembre de 2012, casi un año antes que Gallardo termine detenido acusado de ser uno de los principales narcos del país.

Pasadas las 14 horas se dio por terminada la primera audiencia, y se pasó a un cuarto intermedio hasta el jueves 30 del corriente mes cuando declaren tres testigos denominados en la causa como “nuevos” por la fiscalía. El viernes primero de diciembre se realizará la tercera audiencia, de un total de siete jornadas que demandaría el juicio, hasta llegar a una resolución.

Por el momento se conoció muy poco sobre las transacciones narcos nacionales e internacionales que figuran en el expediente realizadas supuestamente desde Frontera, situación que se irá dando a conocer con el correr de las audiencias y serán fundamentales para este juicio que promete algunas sorpresas en su transcurso. 

 

 


 

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