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En recuerdo de un hombre extraordinario: “EL PEOR EXTREMISTA... ES SIEMPRE EL DEL MEDIO”

En recuerdo de un hombre extraordinario: “EL PEOR EXTREMISTA... ES SIEMPRE EL DEL MEDIO”

Escribe   TERE CAPDEVIELLE- Para llegar al escritorio en el que una vieja lexikon te prometía chapa de redactor/a, tenías que pagar derecho de piso en la mesa de corrección. Allí lo conocí. Fue una tarde en que una parva de prueba de galeradas amainó mis ansias juveniles por llegar cuanto antes a la olivetti soñada y puso a prueba la idoneidad recién estrenada de mi título de maestra normal, obtenido pocos meses antes. Me deslumbró de movida. Un gigante con cara de Jack Hawkins, metido a presión en una larga sotana negra cuyas decenas de botoncitos (¿serían “decenas” ?) habrían de poblar más de una vez mis fantasías eróticas nunca confesadas… Jesús Olivera, su nombre. El obispo de la diócesis local gestionó ante el papa su pase al clero secular desde la orden de Don Orione -a la que había ingresado adolescente- y lo hizo su secretario privado. Fue al diario, me explicó, para dar a conocer su nueva función a través de la prensa. Quiso mi suerte que ese día, a esa hora, estuviese sólo yo en la redacción. Esa tarde, sin habérselo pedido, se sentó a la larga mesa y fue un corrector más; compartió mi café y me regaló para siempre la certeza de su intelecto deslumbrante, conmovedora humanidad y un humor agudo, sostenido, que hacía sonoras sus carcajadas con cada chispazo de ésa, su inteligencia única…. Sus visitas fueron frecuentes y celebradas por todos… Se bancó siempre las cargadas inevitables cuando, sin poder contenerse, corría hasta la amplia vidriera de la redacción para admirar a alguna piba que pasaba por la vereda… -Ah! y yo con “esto”… exclamaba entonces agitando el vuelo de la sotana … Jamás se desprendía de un viejo portafolios que se veía siempre abultado y con peso interesante. La curiosidad me pudo y un día le pregunté por el contenido. -¿Qué pensás que llevo?, me dijo… -Biblias?... otros libros? ..estampitas tal vez?..¡No!...mirá :… y me mostró las botellas de buen vino que portaba como preciado tesoro… El tiempo pasó después… Yo…dejé la mesa de corrección y tuve mi olivetti lexikon. Él solía usar mi máquina para escribirle a su hermana monja que era perito calígrafo y docente de la universidad de Rosario. –Jamás le escribo a mano, me aclaró. Es tan eficiente en su especialización que si lo hago , detecta sin esfuerzo los líos en los que suelo meterme…Por eso, y aunque proteste, le escribo siempre a máquina… El apéndice le jugó una mala pasada y la peritonitis que sobrevino a esa crisis terminó con su vida. Su tumba en la tierra , en el sector viejo del cementerio local, desapareció un día para dar lugar a los monumentos funerarios pagados por la soja, la timba financiera y la imbecilidad ostentosa que opta por vivir de cuarta y pudrirse de primera.. Jesús Olivera. Me honró y fui feliz con su amistad. Fue mi único amigo cura. Poco antes de su muerte -eran tiempos históricos intensos, difíciles- me advirtió: -Tere, nunca lo olvides :EL PEOR EXTREMISTA, ES SIEMPRE EL DEL MEDIO… Estoy convencida de que así es.

 

Agradecimiento:  La fotografía del R.P. Jesús Olivera pertenece al Archivo Gráfico.

 

 

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