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Jugó, ganó y no lo puede cobrar

Jugó, ganó y no lo puede cobrar

Jugó al “Quini” como todas las semanas, creyó que había ganado, pero al final se quedó con las manos vacías. Hay sospechas de que pudo ser engañado.

Como todas las semanas telefoneó a quién le levanta el “Quini 6”, y le pidió que repitiera la jugada. El trato era habitual y de confianza, y así era el manejo desde hace un tiempo. A fin de mes pagaba todas la boletas juntas.

Pero esta vez el destino le tenía una sorpresa. Cuando revisó los números –que eran siempre los mismos- descubrió que tenía premio. Había acertado 5 números y la suerte le había otorgado un premio que rondaba los 70.000 pesos.

Rápidamente se comunicó con quién le hacía su “quini” a domicilio y descubrió sorprendido que no había ganado nada. El vendedor se disculpó y le dijo que por un error no había jugado su boleta.

Sin embargo, aquí surgen algunas dudas en el accionar de este vendedor, que no sería la primera vez que incurre en “errores” de este tipo.

El hombre vende o levanta Quiniela y otros juegos de azar para una agencia ubicada en la ciudad de Frontera, o sea provincia de Santa Fe, y estaría imposibilitado de vender en San Francisco, Córdoba, según la legislación vigente.

Además, hace algunos años, habría sido demorado por la policía de Córdoba en la terminal de ómnibus de nuestra ciudad, cuando estaba “levantando” quiniela de manera irregular y sin estar habilitado para hacerlo.

Esto no sería todo, hace ya unos cuantos años, habría cometido un “error” similar, y los damnificados fueron un grupo de personas que se vieron privados de ganar un importante premio de “Quini 6”. En esta oportunidad todo terminó en una denuncia en tribunales, pero hoy nadie sabe dónde y cómo terminó esta causa judicial.

Las sospechas sobre lo ocurrido recientemente, donde una persona se “perdió” de ganar unos 70.000 pesos, despiertan más que suspicacias. Desde que el “vendedor” cobraba a su cliente y no pasaba la jugada a la agencia, o peor aún, que se quedó con el premio de su cliente.

Teniendo en cuanta la segunda opción, el vendedor tenía la boleta ganadora en su poder, dado que el trato era telefónico con su cliente (una vez al mes, o cada 15 días le iba a cobrar) y aprovechando esta situación se podría haber presentado a cobrar el premio sin ningún problema. Quién tiene la boleta es el único ganador, y no hay otra constancia que pueda corroborar que el verdadero apostador fue otra persona.

Viendo lo sucedido con este vendedor de quiniela, que lo hace para una reconocida agencia de Frontera, las dudas son muchas. Y si bien es muy difícil de comprobar su accionar casi delictivo, sus antecedentes no lo ayudan demasiado. La Lotería de Córdoba estaría observando que sucede con este caso, dado que esta misma persona fue desplazada e inhabilitado hace unos como vendedor de dicha Lotería, también por serias irregularidades.  Por ahora el acusado sigue levantando quiniela y vendiendo juegos de azar en San Francisco, a pesar que su legajo se encuentra completo de ganadores que no pueden cobrar sus premios. 

 

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