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En el ministerio pasan cosas raras

En el ministerio pasan cosas raras

El pasado miércoles hubo una reunión entre la CGT local y el Ministro de Trabajo de la provincia. Nadie dio una declaración pública de qué medidas se tomarían con respecto al funcionamiento de ministerio local. La cuestión se volvió un tema netamente político y lejos de los verdaderos problemas de los trabajadores. Siguen apareciendo irregularidades. 


La situación no es nueva y viene desde hace un largo tiempo. La mayoría prefiere el silencio. Los gremios en su gran mayoría por cuestiones políticas –cuidan más sus candidatos que a los trabajadores que dicen representar- y los trabajadores porque muchas veces no tiene alternativas al encontrarse en una posición económica desfavorable y vulnerable cuando pierden su empleo. 

Sin embargo, algunas cuestiones van saliendo a la luz a pesar que determinados gremios, temerosos de algún reto político, prefieren dibujar reuniones y hacerle creer a los trabajadores que van al ministerio de Trabajo de la provincia en busca de soluciones, cuando en realidad los problemas son otros y por supuesto mucho más importante.

Que las quejas sean generalizadas marcan que algunas cuestiones no están bien.  La falta de inspectores y que los mimos perciban viáticos para hacer su trabajo desde el inicio está mal. Que los propios inspectores tengan malos sueldos también está mal, pero ese motivo no da derecho a que los gremios tengan que abonar esos “viáticos” o “plus” para que atiendan sus pedidos de inspecciones. Mucho menos si hablamos de una repartición publica que debe bregar por los derechos de los trabajadores. 

Pero esto no es todo, Pareciera que un manto de piedad se quiere poner sobre lo que ocurre en el Departamento de trabajo con sede en San Francisco, luego del informe publicado por EL TIEMPO donde se denunciaron actividades poco claras que realizarían funcionarios de esa delegación y  que derivó en la mencionada reunión entre la CGT Y el Ministro de Trabajo Omar Sereno. El resultado del encuentro lejos de servir para encontrar soluciones, habría sido orientado a tratar de buscar que lo que ocurre no se siga ventilado a la opinión pública.

Además de lo que sucede con los inspectores, hay situaciones que ocurren en la delegación local del Departamento de Trabajo que debieron tratarse en esa “reunión” y fueron dejados de lado y que hoy son motivo de esta nota.

 

Un secreto a voces

En los tribunales de San Francisco es una verdad muda y tema de discusión sobretodo en abogados laboralistas. “Las demandas labores en su mayoría son presentadas por el mismo estudio de abogados. Cuando una persona se queda sin trabajo lo primero que hace es dirigirse a la sede del ministerio local para asesorarse de los pasos a seguir,  es ahí donde está el nudo del negocio” aseguran  abogados especialistas.

La persona que se queda sin trabajo además de los problemas que eso conlleva, necesita ser representado por un abogado.

Frente a este panorama surge una situación que al menos no es ética y que el Ministerio de Trabajo provincial deberá resolver si es compatible. Desde el Departamento de trabajo local –que tiene abogados para representar a los trabajadores-  cuando llega un empleado despedido recomiendan asesorarse con un abogado que pertenece al mismo estudio al cual el funcionario provincial es socio. Es decir que la persona que trabaja en el ministerio de trabajo (abogado) posee un estudio y deriva a los clientes desde su función pública. Incluso hay demandas laborales presentadas y firmadas por esta persona. 

Esto quiere decir que aprovecha su función dentro del Departamento de trabajo de San Francisco para derivar a los  trabajadores a su estudio privado, donde luego cobra honorarios. 

 

Inconvenientes varios

Comprensiblemente no solo los abogados laboralistas son los que rechazan  este escenario que al menos no es equitativo, asegurando que debería intervenir el Colegio de Abogados, ya que de esta manera se está de los dos lados del mostrador.

Esto no se trata del  ya discutido tema conocido como la "industria del juicio laboral" sino que se creó un monopolio de demandas, en donde la mayoría  son presentadas en los tribunales de San Francisco por un grupo de abogados pertenecientes o con afinidad  al estudio jurídico de un funcionario del Ministerio de Trabajo.

El crecimiento de la presentación de demandas laborales en tribunales es notorio en los últimos meses.

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