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¿Y POR CASA CÓMO ANDAMOS?

¿Y POR CASA CÓMO ANDAMOS?

-Por Lic. María Victoria Mazzola- 

En parte, es inevitable lo que sucede a nuestro alrededor.

Sin embargo, podemos modificar nuestra reacción ante lo inevitable. Aunque parezca obvio, muchas veces no somos conscientes de este inagotable potencial constructivo.

Nuestra vida cotidiana nos pone frente a situaciones que nos dan la posibilidad de reflexionar acerca de los acontecimientos que vivimos, y que a veces pasan al lado nuestro sin que seamos conscientes de nuestra respuesta.

Con esto me refiero a la forma de reaccionar que tenemos los seres humanos frente a las situaciones que vivimos día a día.

Para hablar sobre este tema, tomaré un principio llamado 90/10, cuyo autor es Stephen Covey. ¿Cuál es este principio?

El 10% de la vida está relacionado con lo que nos pasa, mientras que el 90% está determinado por la forma en que reaccionamos a eso que nos pasa.

¿Qué quiere decir esto?

Quiere decir que nosotros realmente no tenemos control sobre el 10% de lo que nos sucede: no podemos evitar que el auto se descomponga, que el avión se retrase, que nos sorprenda la lluvia o que un automovilista obstaculice el tráfico. Son situaciones que tiran nuestros planes por la borda y no tenemos control sobre ese 10%.

Pero el otro 90% es diferente, solamente nosotros lo determinamos con nuestra reacción.

Usemos un ejemplo:

Supongamos que estamos desayunando con nuestra familia, nuestra hija tira una taza de café y salpica nuestra camisa de trabajo. No tenemos control sobre lo que acaba de pasar, pero lo siguiente está determinado por nuestra reacción. Decimos palabrotas, retamos a nuestra hija, y ella empieza a llorar, después nos enojamos con nuestra esposa/esposo, los criticamos a ambos por colocar la taza demasiado cerca de la orilla de la mesa, y sigue una batalla verbal. Nos cambiamos la camisa. Vemos a nuestra hija llorar mientras termina el desayuno, preparándose para ir a la escuela. Nos apresuramos para llevarla pero, como estamos atrasados, manejamos más rápido de lo debido y nos pone una multa la policía municipal. Al llegar a la escuela, nuestra hija corre adentro sin decir adiós. Después de llegar tarde al trabajo, nos damos cuenta de que nos olvidamos el portafolio.

El día empezó terrible, parece que se pondrá cada vez peor. Queremos ansiosamente llegar a casa. Cuando finalmente llegamos, encontramos un distanciamiento en la relación con nuestro esposo/esposa e hija.

¿Por qué? Todo fue debido a la manera en que reaccionamos esta mañana.

¿Por qué tuvimos un mal día?

a) ¿El café lo causó?

b) ¿Nuestra hija lo causó?

c) ¿El policía lo causó?

d) ¿O nosotros mismos lo causamos?

La respuesta es la “d”.

Lo que debió haber sucedido es tener otra actitud por la mañana. El café salpica, nuestra hija está a punto de llorar. Gentilmente le decimos “no te preocupes, hija, solo necesitas tener más cuidado la próxima vez”. Después nos ponemos una camisa limpia y tomamos el portafolio, la llevamos a la escuela, y al llegar, vemos que ella se da vuelta y nos dice  “adiós” con las manos y una sonrisa de agradecimiento.

¿Notamos la diferencia? Dos escenarios diferentes.

Ambos empezaron igual, pero ambos terminaron diferente.

¿Por qué?

No tuvimos control sobre el 10% de lo que sucedió, pero el otro 90% fue determinado por nuestra respuesta. Por ello es importante que tomemos conciencia de que somos responsables de nuestros actos, reacciones, omisiones.

Una respuesta nos lleva a pensar en una decisión pensada, donde nos dimos un tiempo para ello.

Como así también es necesario darle espacio a la respuesta, allí donde mora un universo de posibilidades, que dependen de uno mismo.

Pensar en una respuesta desde la conciencia plena, nos lleva a poder cuidarnos a nosotros mismos y a los demás.

Quizás hoy nos topemos con una situación como esta o parecida en la vida. ¿Qué tal si ponemos en práctica este principio? Vale la pena intentarlo… ¿no les parece?

 

Capítulo del libro: “Palabras fáciles para temas difíciles”. Autora Lic. María Victoria Mazzola.

M.P: 2743

Psicóloga.

 

Mi nombre es María Victoria Mazzola, soy psicóloga y profesora de Psicología desde hace 27 años. Me recibí en la Universidad Nacional de Córdoba.

 Me he formado en Mindfulness y Compasión en Psicoterapia. Sociedad Mindfulness y Salud (Buenos Aires), además de formación sistémica y en Configuraciones familiares.

Como así también finalice  y aprobé el  Programa MBSR Foundations,  nivel  1 del programa de educación y entrenamiento de profesores Mindfulness-Based Stress Reduction (MBSR).  Sociedad Mindfulness y Salud y Brown Mindfulness Center (EEUU).

Me dedico a la atención de niños, adolescentes y adultos, como así también soy docente de un secundario de adultos (Cenma) y docente titular de la materia Sistémica de la Universidad UCES, carrera de Psicología.

El año pasado edite y publique mi primer libro “Palabras fáciles para temas difíciles”, allí abordo varias temáticas referidas a la relación docente-padres y alumnos, situaciones de la vida cotidiana y demás.

Me encanta expresarme y compartir mis conocimientos por ello dicto talleres, charlas y asesoro a instituciones, orientación para padres.

Además dedico tiempo a la actuación, de diversas formas, sobre todo el teatro.

Ahora que me conocen un poco mas, los invito a compartir este espacio de comunicación e intercambio en  Diario El Tiempo, donde voy a tratar diversas temáticas sobre las relaciones vinculares, y todas aquellas que ustedes como lectores me hagan saber.

 

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